¿Sustancias psicodélicas?
Los psicodélicos son una clasificación de sustancias vegetales y sintéticas conocidas por producir un estado de conciencia inusual, tan poderoso y único que la mayoría de las veces se comparan con experiencias cercanas a la muerte o estados de éxtasis religioso. Cuando alguien oye el término "psicodélico", suele asociarlo con los hippies y los movimientos sociales de los años sesenta, pero más allá de las asociaciones superficiales y los estigmas se esconde una rica historia de la humanidad antigua, descubrimientos científicos y tratamientos medicinales.
Diferentes psicodélicos
El grupo de sustancias que entran en la categoría de "psicodélicas" incluye tanto plantas como drogas sintéticas como el cannabis, la MDMA, el LSD, las setas de psilocibina, la ayahuasca, la DMT y la ibogaína. Algunas de ellas, como el cannabis, la ibogaína y las setas de psilocibina, se dan de forma natural en el mundo vegetal y pueden ingerirse o fumarse para producir efectos psicodélicos. Otras, como la ayahuasca, se elaboran combinando dos plantas diferentes y preparándolas de una forma específica que produce efectos visionarios. Fuera del mundo vegetal están los compuestos sintéticos fabricados por el hombre, como el LSD y el MDMA, que no se dan en la naturaleza.
¿Cómo funcionan los psicodélicos?
¿Qué hacen realmente los psicodélicos en nuestro cerebro? Con un conjunto tan diverso de fuentes, es difícil ver un factor unificador, pero hay muchas similitudes en la forma en que estas sustancias interactúan con nuestra química cerebral. La sustancia química activa de los psicodélicos se une al mismo receptor cerebral que el neurotransmisor serotonina, responsable de transmitir información a distintas partes del cerebro y estrechamente relacionado con el estado de ánimo, el deseo sexual, el apetito, el sueño y la memoria. Aunque sigue habiendo cierto misterio sobre cómo actúan exactamente en el cerebro, se ha demostrado que los psicodélicos aumentan y disminuyen la actividad neuronal en regiones cerebrales como el córtex prefrontal. La hipótesis predominante es que los efectos de los psicodélicos se deben a un aumento de la actividad cerebral, pero otras investigaciones sugieren que compuestos como la psilocibina pueden funcionar regulando y restringiendo regiones cerebrales que actúan como filtros. Esto nos permitiría traspasar temporalmente las barreras que nos limitan en un estado normal.
La psicodelia y el pasado
Los psicodélicos siempre han desempeñado un papel central en numerosas culturas de todo el mundo gracias a su capacidad para catalizar experiencias transformadoras y epifanías en quienes los consumen. En las antiguas culturas zoroástrica e hindú, la sustancia psicodélica conocida como soma desempeñaba un papel central en su religión. En la antigua Grecia, al principio de la civilización occidental, su ritual anual sagrado conocido como los Misterios de Eleusis incluía un brebaje conocido como Kykeon, que muchos estudiosos creen que era una bebida psicodélica. Otras culturas, como los antiguos egipcios y numerosas tribus indígenas, también utilizaban y apreciaban enormemente los psicodélicos. Muchas de estas tribus indígenas siguen existiendo y utilizan los psicodélicos como componente clave de su religión y espiritualidad.
Por qué podemos consumir psicodélicos ahora
Hoy en día, a medida que las restricciones y los estigmas que rodeaban a los psicodélicos empiezan a retroceder, existe una amplia gama de nuevas y apasionantes investigaciones y aplicaciones para estas sustancias transformadoras. Organizaciones como la Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos (MAPS), el Instituto Heffter y otras cuentan con estudios científicos sobre el valor terapéutico de los psicodélicos para tratar afecciones como el TEPT, el abuso de sustancias, la ansiedad al final de la vida, la ansiedad social, el trastorno obsesivo compulsivo y la depresión. Los psicodélicos son especialmente adecuados para tratar estos trastornos psicológicos por su capacidad de llevar a la persona a un estado de apertura y autorreflexión sin parangón, que va más allá de la conciencia cotidiana del yo. En este estado de revelación, las personas pueden ver cosas sobre sí mismas como comportamientos crónicos, traumas pasados, adicciones y juicios que normalmente operan bajo el radar del despertar de la conciencia. Después de una experiencia tan reveladora, las personas suelen sentirse capacitadas para realizar cambios fundamentales en su forma de vivir y de verse a sí mismas y al mundo. Aprovechar el poder de esta "experiencia cumbre" que proporcionan los psicodélicos es la esencia de lo que los hace tan únicos y eficaces. La terapia psicodélica a menudo implica no sólo tomar una sustancia psicodélica, sino hacerlo con un "entrenador de viaje" formado que pueda ayudar a la persona a abrirse y experimentar su experiencia en un entorno de apoyo. Esto se aplica no sólo a los tratamientos psicodélicos clínicos, sino también al ámbito de la terapia psicoespiritual que se puede encontrar en las ceremonias psicodélicas indígenas o en lugares como los centros de retiro de ayahuasca, donde chamanes formados guían a las personas a través de su experiencia y las mantienen conectadas a tierra y apoyadas. Los psicodélicos por sí mismos no ofrecen curación, sino que crean una experiencia visionaria que las personas pueden utilizar para curarse a sí mismas. Debido a su increíble poder, tanto los psicoterapeutas como los chamanes coinciden en que rara vez, o nunca, deben utilizarse solos.
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